Vivo en Calvillo, una ciudad de unos 50 mil habitantes ubicada al poniente del estado mexicano de Aguascalientes. Es un Pueblo Mágico.
El domingo 22 alrededor de las 3 de la tarde, junto con mi esposa y mi hijo de 9, fuimos a comprar alimentos, comida para el perro y algunas otras cosas como jabón y cloro.
Primero fuimos a un mayorista de abarrotes y comenzamos a buscar las cosas que mi hijo había anotado en una lista. En general había todo lo que necesitábamos; pero me percaté de algo: de muchos productos ya solo quedaban envases pequeños, de medio litro, por ejemplo, como fue el caso de cloro o pinol. "Los envases de cinco litros volaron", dijo uno d elos propietarios.
Mientras buscaba cosas note algunos estantes ya casi vacíos; le pregunte a uno de los empleados cuándo surtirían y me dijo que posiblemente ya no, porque algunos mayoristas de abarrote ya no estaban vendiendo los productos o los estaban ofreciendo más caros. El acaparamiento en tiempos de crisis.
Después fuimos al supermercado local; ahi encontramos los estantes del papel higi´penico vacíos y los de las pastas; unas empleadas me comentaron que diariamente estaba llegando mercancía pero los clientes acudieron temprano y se llevaron los paquetes de papel higiénico pese a tener letreros advirtiendo de solo vender tres por familia.
Cerca de las frutas y verduras me enterneció una escena: dos niñas en un carrito del super, una de unos tres años con su cubrebocas. La inocencia preparada para enfrentar la pandemia.
También me percaté que a esa hora, cerca de las 4 de la tarde, no había muchos clientes y que muchas personas bajaban la voz al hablar.
Después fuimos a comprar fruta y lo mismo; más silencio del habitual. ¿Será que ya anticipamos los días terribles y nos estamos preparando para lamentarnos en silencio?
De la frutería pasamos a comprar comida, pozole y enjitomatadas, todo para llevar pues la disposición del gobierno local fue reducir las aglomeraciones de ciudadanos.
De regreso a casa noté las calles vacías, sin el bullicio comercial de cada domingo. Calvillo es un Pueblo Mágico y regularmente hay turistas recorriendo la zona del Centro Histórico, haciendo fila para adquirir el pan tradicional, comprando las nieves de garrafa que se ofrecen en la plaza principal o haciéndose la foto en las coloridas letras CALVILLO que están frente ala iglesia principal.
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